Cosas en las que no creo

No creo que no sea mantequilla. Ni perjudicial para mi salud…

Bienvenidos a este blog convertido en promotor de podcasts. Y disculpen que les haya dejado colgados con posts de la calidad y frecuencia acostumbrada (casi nula y ocasional, respectivamente), pero estuve ocupado con algunos asuntos de seguridad nacional que no puedo divulgarles. OK, estuve capturando a prominentes líderes del narco, ¿contentos ya? Son ustedes de un insistente que da asco, de verdad…

El otro día platicaba con una amiga que me preguntó si creía en los ángeles. Le di mi respuesta estándar para cuestiones de esa índole: “yo no creo ni en la penicilina”. ¿Tajante y estúpido? Quizá. Pero eso me hizo reflexionar en algunas otras cosas en las que no creo. Anoté cinco, de momento…

EL PELIGROSO CELULAR

Jake Gyllenhaaaallllhall, demostrando que no vuelas en pedazos si usas el cel en la gasolinera. ¡Gracias, amigo!

¿Esos letreros en las gasolineras que dicen que voy a volar en pedazos si se me ocurre encender el Aifoun para checar uno de tantos SMS de Telcel diciéndome que me regalan doble tiempo aire para compensar todas las veces que se caen las llamadas? Patrañas. ¿Los anuncios del piloto y de las aerocriadas diciéndome que apague el telefonito porque si no lo hago el avión se va a transformar en robot a la mitad del vuelo? Pamplinas. ¿Los ocasionales reportes alarmistas de organizaciones de salud que afirman que me van a salir tumores si sigo charlando con las chicas del hotline mi agente de bolsa durante prolongadas horas a través del celular? Pavadas. No creo que el celular sea tan peligroso como constantemente nos lo pintan. Los primeros modelos quizá, pues uno de los que parecían un ladrillo (y pesaban casi lo mismo) me cayó en un pie descalzo y me hizo gritar un “recoño” capaz de despertar a Cerati, pero la tecnología ha avanzado lo suficiente para reducir sus dimensiones y preservar mis juanetes. Siendo perfectamente honestos, los dichosos celulares ya no son peligrosos ni en manos de los Zetas que los usan para extorsionar incautos como ustedes.

DIOS

Bueno, creo en Kratos, pero no en el otro Dios. Ni en Yisus adulto (perdón, Beibi Yisus).

No existe. La gente que cree en él (muy respetable) no deja de promover las supuestas pruebas de su existencia, y son capaces de argumentar cualquier genialidad (la creación de la humanidad, la risa de un niño, el busto de Sofía Vergara) como obra de Dios y conclusión absoluta de su existencia. Pero eso sí, todo lo malo (la guerra, la hambruna, el hecho de que Sofía Vergara me haya castigado con una orden judicial de restricción) resulta que no es obra divina, sino producto de la maldad humana o una prueba para nuestra templanza. Permítanme carcamearme (risa que provoca orina) un rato. Son argumentos de lo más débiles. Creo más en el diablo, que nos ha dado música muy fregona, películas de sustos y de espantos, vicios francamente divertidos y además hace jamón en latitas. ¡Ah, y tampoco escribió un libro echándole tierra a Dios y diciendo que es el culpable de todo! Bajo esos parámetros, el Diablo se ha mostrado con mucha mayor categoría y clase, la verdad. Y por favor, ahórrenme el debate religioso diciendo que “la Biblia no la escribió Dios” y qué sé yo que otras sandeces. Ya sé que la Biblia la escribió… eh… un papa o algo. El caso es que es muy parcial, y quiero esperarme a que el Diablo escriba sus memorias para forjarme un criterio bien informado de lo que pasó en los albores de la religión organizada.

LA MEDITACIÓN

No creo en la meditación, ni en Santaclós. Mucho menos combinados.

Gente que admiro y respecto (¡Saludos, Lic. Ruys!) está metidaza en estos rollos, y juran que los beneficios de esta trascendental práctica son generosos para con el alma y la visión de la vida. Pero no creo en la meditación, así de sencillo. Por principio de cuentas tengo la espalda muy lastimada después de un accidente de coche que tuve allá por el 2007, así que asumir la postura meditatoria me empieza a provocar serias punzadas en el cóccix, achicopalamiento de rabadilla y hormigueo supracular. Se me duermen las teleras, vamos. Además tengo tan poca experiencia con la alteración de los sentidos por cualquier medio que no sea el alcohol que no sé a ciencia cierta qué tanto debo experimentar con la dichosa meditada. ¿Es una especie de experiencia extracorpórea, como si me viera a mi mismo por encima del hombro a la usanza de videojuegos estilo Tomb Raider? ¿Debo ver colores brillantes y escuchar sonidos etéreos? ¿Influye en algo si como tofu y me perfumo con patchouli? Confieso que mis dudas al respecto vienen más de la ignorancia y falta de gurú serio que de las reservas propias de mi escepticismo, pero aún así no se las compro.

LOS INFOMERCIALES

Usar chicas sugerentes para vender, bien. Creer que ellas me respetarán después de comprar un ‘Shake Weight’, lo dudo mucho.

Nunca he caído en uno de ellos. No hay un sólo producto que se anuncie vía infomerciales que me haya hecho exclamar “¡eso es justo lo que necesito!” mientras practico la vegetación semi catatónica frente al televisor con la tarjeta de crédito en una mano y el teléfono en la otra. Mi lógica es simple: si necesitas poner mujeres buenísimas anunciando cremas reductoras o aparatos de ejercicio, estás apelando a mi cerebro primordial, reptiliano e influenciable a través de la libido. Y eso no tiene nada de malo, pues la industria del porno lleva décadas captándome como cliente con esa brillante estrategia. Pero el problema viene cuando me intentas asociar a esa mereactriz (híbrido actriz y meretriz) con la compra del producto. Tengo la firme idea de que las chicas guapas se reirían de mi (más de lo habitual) al verme desperdiciando dinero en productos idiotas. El día que vendan Ferraris y depas en Cancún vía infomerciales, puede ser que les crea un poco más a la hora de asociar la adquisición del bien o servicio con la atención del sexo opuesto. Pero mientras se trate de cuchillos que cortan latas, trapos que pueden desaparecer las manchas hasta de un crimen pasional y pulseritas para evitar los mareos, seguiré pensando que mi dinero impresiona más a las bellas damitas si lo conservo bien guardado en la cuenta de cheques.

LA CIENCIA APLICADA A LA PESCA

El sueño dorado de todo aficionado a comer calamari fritti…

Hubo una época en que sí caí en una especie de tentación que podría considerarse el infomercial de su época. Corría la década de los 80. Solíamos ir de pesca los fines de semana en la presa de Valle de Bravo con mi papá y su amigo Armando. Yo estimaba nuestro éxito con la caña y el anzuelo y lo factorizaba contra el tiempo invertido en la lanchita de fibra de vidrio, encontrando serias disparidades que merecían revertirse. Un mal día encontré un anuncio en la revista Mecánica Popular que pregonaba las bondades de GetFish™, el revolucionario producto con testimoniales fuera de serie: un tipo había pescado 72 truchas y lobinas en una hora, y otro se había despachado 19 peces vela en una salidita vespertina a alta mar. El hecho de que el anuncio estaba publicado en una revista seria (¡JA!) avalaba la efectividad del producto. Mandé mi giro postal, me senté a esperar de 6 a 8 semanas (bien, Servicio Postal Mexicano) y una buena tarde recibí el paquete. O el paquete recibió el paquete, mejor dicho. GetFish™ resultó ser un frasquito lleno de un líquido que apestaba a anís chafa. Y ustedes no lo saben, pero el anís es uno de los aromas que me provocan náusea de forma casi instantánea. En la siguiente salida a pescar probé suerte con mi apestoso método, que según las instrucciones consistía en frotar la carnada y el anzuelo con el concentrado y pestilente producto. El resultado: mi papá pescó dos magníficas lobinas. Su amigo Armando, una. Mi hermano, unas más. Yo me fui en blanco. Y vomité al regresar a casa, parte por la humillación de haber malgastado mis magros ingresos infantiles en esa tomadura de pelo y parte porque el bote de GetFish se abrió accidentalmente dentro de la caja de señuelos, dejando un hedor a Anís del Mico en ella por el resto de sus días. Sí, la caja aún huele. A fracaso y a sueños rotos. Por eso pienso que la pesca no puede beneficiarse jamás de ninguna clase de artimaña. Es suerte, y ya.

Y bien, Finísimos y Finísimas, ¿en qué cosas no creen ustedes? Un gusto estar de vuelta escribiendo, por cierto. Los extrañé un montón…

70 comentarios en “Cosas en las que no creo

  1. No creo en las promesas de nadie, si no veo que sus acciones vayan firmemente encaminadas a cumplir con ellas. No creo en los step-gym, en la aromaterapia, en el yoga (como camino a la espiritualidad de gente que lleva una vida «desordenada», por decir lo menos), en las ofertas de Julio Regalado, no creo en el arrepentimiento (sí en la culpa), en los partidos políticos, ni en muchas otras cosas. Muchísimas, diría yo.

  2. Además de no creer en Dios, en los infomerciales (tengo cierta repulsión, rayando en fobia) y en los peligros del celular, no creo en la extracción segura del USB. Tengo uno de 8GB y lo he estado usando durante 2 años seguidos, formateado innumerables veces porque lo uso para cargar instalaciones de Windows. El caso es que nunca he removido ese y ningún otro dispositivo USB (salvo el iPod, parece que el iTunes is serious business).
    Tampoco creo en fantasmas, espíritus o alguna criatura desconocida. En mi estado muchos creen en los duendes y algunos juran haber visto alguno. Bullshit! como dirían Penn & Teller.

    Otra creencia estúpida es el calentamiento de cabeza. Dicen que algunas personas tienen una especie de «aura fuerte» que puede afectar a los bebés, y si estas personas se acercan a éllos los niños sufren de fiebre y se ponen más irritables de lo normal. No creerás cuál es la cura: pasar un huevo en todo su cuerpo y rezar sabrá-dios-cuántos salmos y demás oraciones. Ignoro si solo es en Tabasco o si en Chiapas, Oaxaca o demás estados del sureste también tienen esa creencia.

    Saludos.

  3. Ah que bien! Yo como poco voy a cine o mejor dicho nunca no veo caso torturarme con los podcast. Además de no creer en dios tampoco creo que teorías conspiratorias cada vez alguien repite una hace que me aleje de el y lo tenga en mal concepto.

  4. No creo en las veladoras, por mas que digan que es bendecida por Juan Pablo 2, no puedo creer en esas cosas, es como dejar tu suerte al viento, eso solo seria creíble si viviera en Kansas, pero creer que una vela arreglara tu vida mejor que digamos, hacer las cosas que te corresponden día a día se me hace una estupidez.

  5. No creo fácilmente en la gente, problema psicológico quizás; pero la verdad mis esperanzas con la humanidad, el cambio y demás… hace mucho que se fueron al caño. Así como eso de Best Friend for ever… se que muchos si tienen uno ;D pero al menos para mi… eso no existe

    No creo en ninguna religión (si creo en la existencia de un Dios… a veces… cuando me conviene?… no sé xD) pero shhhhh que si se lo digo a mi madre es capaz de mandarme a un retiro espiritual casi un mes con tal de que me laven el cerebro y vuelva a ser la niña religiosa e ingenua que fui hace mucho años.

    MENOS voy a creer en los infomerciales…. a duras penas puedo creer en el kit de mary kay que me vendió mi tía.

    No creo en el fin del mundo en el 2012 (yeaaaa xD)

    Obvio, no creo en la política (al menos de este país)

    No creo en los médico naturistas… bueno, no creo en eso de que «tomate este licuado y te cura el cáncer» O___O ok exagero… pero la idea más o menos va por ahí. Tampoco creo en el Don del tianguis que dice que su pomada del soldado o algo así te va a quitar el cansancio etc etc…

    Tampoco creo en lo de los celulares peligrosos, en la meditación… mmm tendría que verlo para creerlo (y mira que he querido experimentar el budismo solo por ver que onda D: )

    No creo en el anarquismo (sin ofender a nadie, mi maestro de historia era anarquista y me cae mal!! xD) Simplemente no creo en las cosas que hacen… en nada de lo que hacen, siento que que de todas formas no hacen nada verdadero por cambiar las cosas.

    Muy buena entrada Toño!!! amo que creas en Kratos que últimamente estoy pensando en creer más en él que en Dios -se figa que su madre no este por atrás leyendo-

  6. No creo en el Yoga como practica para balancear tu bienestar espiritual, pero si como una práctica que puede traer varios beneficios físicos.

    Cierta vez le pregunté a un instructor de yoga a los cuántos años sería capaz de tener la flexibilidad y fortaleza que él tenía. Tras darme su sabia respuesta le pregunte que cuantos años más se necesitaban para poder lanzar fuego por la boca, estirar mis extremidades más allá de lo normal, levitar y teletransportarme. El muy sensible me prohibió entrar a sus clases de por vida (según el, por lo menos en esta).

    Fuera de eso suelo ser muy incredulo. Lo que si puedo asegurarles es que lo de los celulares en la gasolinera es una vil mentira y estoy casi seguro en un 5% que fumar también. Soy prueba viviente de ello y no, no estoy dispuesto a hacer tal estupidez nuevamente.

  7. estoy seguro que muchos finisimos members daran buenos ejemplos de las cosas de en las que no creen -y en las que muy probablemente concuerde- pero, de momento no me viene a la mente en que cosas si creo -y en cierto modo me siento mal por eso-
    que pensara el ‘creativo goey’ que hizo ese comercial de drogacola ‘razones para creer’ se llama, si se topara con este su finisimo blo
    una buena parodia de dicho drogacomercial

    paz finisimos

  8. Ah, las cosas en las que yo no creo…

    No soy una persona que opine que el depósito infundado de confianza en posibilidades remotas y eventos fortuitos sea una práctica que remunere altas recompensas. Al contrario, mi escepticismo me ha valido algo de mala fama y la consecuencia de que nadie quiera tocar tales temas mientras yo me encuentro en su radio audible, para evitarse así una plática desmoralizadora y plantadora de dudas, en ocasiones quebrantadora de fe. Nada ni nadie es sagrado. Pero ahí va una lista corta de ejemplos favoritos de cosas en las que no creeré jamás:

    – El vegetarianismo. Porque el día que yo crea que no evolucionamos hacia ser omnívoros, sino para evitar hasta la leche porque viene de otro animal y que privarte de nutrientes te vuelve especial y superior, ese día saldré a matar a mis ex-novias malignas para ver si se convierten en monedas canadienses. Y no me salgan con la mamada de que es moralmente preferible ser vegetariano, pues no existe persona que no consuma productos cuyos componentes hayan sido parte de algún animal. ¿Eres vegetariano pero has comprado cosméticos, pegamento, medicinas, barnices, gelatina, colorantes, fertilizante, pinceles, chicles, desodorante, perfume, shampoo, vitamínicos? Malas noticias, pinche hippie. Sigues contribuyendo a la cadna alimenticia, y sin tener que comer. Loser!

    – El alma. Porque es una mamada: de ahí se desprenden un putero de nociones idiotas que no tienen absolutamente ninguna dosis de realidad para sustentarse. Creo en la mente y su complejidad y conflicto son lo bastante hermosos para tenerme fascinado, sin tener que echarle el atavismo ignorante de que: a) mis procesos neurales son de origen esotérico, ni b) el tiempo acaba con la continuidad de todos los sistemas, menos mi individualidad, la cual mágicamente guarda una copia de respaldo en un disco virtual transdimensional de modo que cuando los elementos físicos que la potencian dejen de funcionar resulte que mi animalidad es eterna sin el animal. Si estás leyendo esto, Ok, eres consciente pero no tienes alma, no mames. De aquí surge mi repudio a una cantidad de temas, como que no hay un Dios si no hay espíritus, no hay una eternidad paradisiaca si no hay personas extracorpóreas, y no hay un Dios nomás porque un pinche libro para camelleros traumados hace 3000 años los quiso consolar de su condición de parias. Aborta al feto, no hay bronca, es cualquier otro animal sin alma y si sientes que no, no te apures, son ideas generadas por la evolución para asegurar la repetición de tu programa genético. Tampoco hay meditación para el bien del alma, dado que no existe tal. Habrá relajación y estados de consciencia intermedios entre la vigilia y el sueño, pero no hay energías y chacras y flujos del chi. Igualmente, respeto a gente que la usa para tomar el camino largo al bienestar personal, pero que los tolere no obsta para que sus ideas prestadas sean patrañas.

    – El Karma. Dado que no hay un equilibrio natural en un universo basado en el caos. No hay una ley física ni apoyo alguno siquiera en la estadística que sostenga que las leyes probabilísticas se doblen y tuerzan de acuerdo a la subjetiva moralidad de tus decisiones. Ni hay modo de que repetir hechizos a un padre que ni existe ni es nuestro, a una madre que no es histórica pero que parió por ¿ósmosis? a un carpintero cósmico o a quien sea te vaya a sacar de apuros nomás porque se te antojó que le cambiaran el curso a los eventos de la realidad. Récenle a la capa de Elvis, si gustan, da el mismo resultado.

    – Los visitantes extraterrestres. Porque puede que exista vida en el universo, pero de eso a saltar a la conclusión de que estamos en contacto o tienen sociedades, bioquímica similar y tecnología idóneas para andar pendejeando por acá (y peor, que sus voceros son el cìnico idiota de Jaime Maussán o el puto mongol de Óscar González Loyo) , ya es pedir que nos reduzcamos a la mera estupidez. Aplica igual para ángeles, atlantes, viajeros en el tiempo, profetas, lesbianas ansiosas de pito que te contactan por internet y heraldos de Galactus.

    Pero creo en mí mismo y eso hace que la gente crea en mí, sin que por eso yo tenga que tenerles fe a los demás. Believe in me, ‘cause I don’t believe in anything. 😉

  9. Mí querido Juanín:
    La verdad es que mi comentario poco tiene que ver con las creencias, cada quien puede creer lo que se le pega la gana o lo que su intelecto le da para racionalizar, lo que a mí me encanto y casi me arranca una lagrima nostálgica fue la narración de la pesca, me parece que no te tengo que explicar el porqué.

    Extraño el abachobeso, pero me lo merezco por ser esclavo de Televisa

  10. Yo en lo que no creo son:
    – Que el «Picale» tiene la conexión mas rápida.
    – Que algunos podcast favoritos de TQD regresaran (algunos de aqui pueden confirmar eso :P).
    – Los políticos.
    – Los tiempos de envió de la paquetería.
    Y otros mas, pero son los principales xD

  11. Yo creo en la hipocresía y la pose. Porque es bien padre pregonar que somos seres más evolucionados, pensantes, racionales, inteligentes, cultos y ateos pero cuando tenemos una dificultad que nos supera, un accidente, una desgracia mayor, un desastre natural o nos sucede algo sobrenatural de pronto nos convertimos en los más creyentes y andamos invocando a todos los santos y a las veinte mil vírgenes.

  12. Yo básicamente no creo en lo mismo que la finísima persona y el buen Vertebreaker. Pero si tendría mis dudas con lo de la mantequilla que no es mantequilla pero ya me acorde que wolverine tiene una película al respecto.

  13. No creo en la homeopatía, los chacras ni nada de esas cosas.

    Comparto completamente tu opinión Toño sobre todo la de Dios.

    Jajaja… ójala y el «recoño» hubiera despertado a papá Cerati.

  14. No creo en los fantasmas, ni siquiera en los de la maquina.
    No creo en los merolicos, vende cremaspastillastesnaturalespulserasmedallas milagroso(a)s.
    No creo en la religion, es un embuste!
    No creo en la fidelidad, tampoco tu deberias…
    No creo en los fines del mundo, tuvieramos tal suerte.
    No creo en las marchas, accion directa, hack the world.
    No creo en las dietas, viva la panza!

  15. Muy acertados los comentarios de varios aquí, no es bueno ser crédulo e ingenuo pero desafortunadamente el 90% de la población mexicana vive en la ignorancia y consume/compra productos milagrosos, herramientas con filos mas poderosos que los de una katana feat un sable de luz, en fin la lista es descomunal pero claro los hay gracias a esa gente que los compra que son miles de millones, y si vamos a eso de creer en cosas religiosas, fantasmas, ovnis, profecías y demás pues que mejor respuesta de la población mexicana que hace famosos y da gran rating a mamadas de programa como tercer milenio con Jaime «topo» Maussan y Extranormal en su centro hiper chingon de operaciones lleno de pantallas de chrorritantas pulgadas, que yo creo hicieron tal gasto para terminar alumbrándose los «conductores» con velas de a $5 pesos.

    El punto es que México es un país lleno de gente crédula ingenua y en algunos casos mediocre.

  16. Pues yo no creo en la revolucion cubana , no creo en el peje, tampoco en los fantasmas (aunque me gusta ver peliculas donde salen), en el proximo fin del mundo (aunque veo muchas ventajas si llegara) y finalmente tampoco creo que la coca-cola sea el demonio corporativo mas terrible y malefico del universo.

    Muy buen post Toño!!!!!!!!!!!!!!!!

  17. Yo no creo que el tal Google Plus me vaya a ser más guapo y más fino.
    Yo tampoco creo en Fantasmas, sin embargo ya ví uno y sí asustan un chingo

  18. La última vez que dije que no creía en la virgencita de Guadalupe me sacaron del pueblo a rastras,me alquitranaron y llenaron de plumas y me amarraron a la via del tren más cercana…suerte que el tren hace como diez años que dejó de pasar por ahí,si no no estaría contandoles mi experiencia oiga…

  19. ..me hizo gritar un “recoño” capaz de despertar a Cerati,.. jajaja te la mamaste con esta frase.

    Desde hace mucho dejé de creer en Dios, ahora sólo creo en el spaghetti volador.

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