
Rubik para webones como un servidor...
Seguro ya están entreteniendo ideas descabelladas respecto a la razón por la que aún no he subido post nuevo…
“¡Pero si Toño nos prometió un post al día hace poco más de un mes!”
“¿Cómo pudo atreverse a engañarnos de esa manera, y tan pronto?”
“¿Acaso no conoce la verguenza este zángano falsario?”
“¡Hay que quejarnos a la PROFECO o a su equivalente bloggero!”
“¡Yo se los dije, este guey es un fraude!”
Y así, ad nauseam. Y no les faltaría razón. Pero déjenme comentarles varios detalles. El primero es hacerles notar que el día, tal y como lo conocemos, consta de 24 horas. A menos que sean burócratas, pues en esos casos el día (al menos el de índole laboral) es muchísimo más breve. En algunos casos hasta se le puede contabilizar en meros minutos. Pero no así el día de este bloggero. Si les prometí un post al día, entre semana, deben esperar hasta las 23:59:59 para ver si cumplí o no con lo pactado. De lo contrario, nada más me hacen sentir carrereado, y hacerle al chicotito siempre ha sido la peor fórmula para estimular mi productividad.
Ahora bien, hablando de “promesas”: digamos que no “prometí”, sino que “manifesté mi firme intención de cumplir” con esa agenda de posteo. A veces he posteado en fin de semana si sé que el lunes me va a ser difícil hacerlo. Pero no creo que el mundo se vaya a acabar si de pronto se me ocurre dejar de postear un día. Creo, por otra parte, que el mundo se va a acabar por la furia desencadenada de Aulë, el Ainur (“¡A la BatiWikipedia, Robin!”), quien está causando todos los temblores y volcanes de estos últimos días. Y ustedes echándole la culpa al pobre Beibi Yisus. Pero no divaguemos, mi intención de cumplir es meramente un propósito, no es un contrato de ninguna especie.
Pero… ¿realmente no hice nada por el blog el día de hoy? ¿Están seguros? Digamos que a veces Finísima Persona semeja a un desfile de modas: uno ve a las modelos perfectas deslizándose por la pasarela, pero la chamba ardua e intensiva ocurre fuera de la vista del público, tras bambalinas. Como esta comparación me salió más gay que un guionista de Sex And The City, lo pondré más claro aún: Hay cosas nuevas en el blog, pero no necesariamente son un post. Y aún así requirieron el tiempo y el esfuerzo de un post. ¿Entienden por dónde va la cosa?
Así que si vemos las cosas con frialdad, ustedes son quienes me deben una disculpa a mi. Resulta que aquí está su Toñejo, chambeando como golfa de cuartel para que ustedes encuentren cosas nuevas en Finísima Persona… Y nadie se da cuenta. Nadie me dice un “buen trabajo, imbécil”. Nadie nota que está todo más barridito y limpio que de costumbre. No sé para qué me mato trabajando por ustedes. Ya me lo decía mi madre: “No debes unir tu vida a esos ingratos, que te tratan como a la gata”. Pero aquí está una uno de necio, buscando la apreciación mínima de parte de quienes más visitan este lugar. Yo soy la víctima, ya no me queda ninguna duda.
Pero no sientan lástima por mi. No pretendan arreglar todo mandándome un ramito de flores arrancadas de la jardinera del banco y unos pinchurrientos chocolates rellenos de coco. Mucho menos con un rompopito y rosas. ¡Qué descaro! No pido más que un poco de atención, ¿y ésto es lo que recibo? Exigencias y malos modos para que haga todo a la carrera. ¡Pues se acabó! ¡Búsquense un bloggero que les haga todo de buen modo y sin que ustedes lo pidan! ¡Yo me largo a casa de mi madre! Ya me llorarán, ingratos.
Vale madres, por estar armándoles drama ya salió un post. Y yo que los quería dejar en blanco. Ni hablar, será otro día. OK, todo este choro es para avisar que ya hay una página de Finísimo Podcast debajo del logo de Finísima Persona, que también es nuevo desde hace 4 días (gracias por no decir nada, ojetes). Además de las instrucciones detalladas para bajar el podcast por todas las vías posibles, les pido a los que se suscriban que dejen comentario en la iTunes Store y que califiquen el podcast (con 5 estrellitas, si no es mucha molestia).
Bueno, espero tener mañana completo el material que realmente quería subir hoy. Creo que les va a gustar. ¡Duerman bien, Finísimos!
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