Lecciones de golf

No hay mucho tiempo para bloggear el día de hoy, pero quería comentar sobre algo que vi el fin de semana. Y tiene que ver con el apasionante, intenso y dinámico mundo del golf profesional, así que siéntanse en absoluta libertad de insultarme para sus adentros. Los que tengan paciencia entenderán el mensaje.

El caso es que el fin de semana pasado tuvo lugar el máximo torneo de golf del año, el Masters de la PGA. Es tan pretencioso y relevante como Wimbledon al tenis, o como Spike Jonze a tu festival de cine pretencioso. El torneo inició su recta final con un golfista irlandés, Rory McIlroy, gozando de una cómoda ventaja, al punto de que los comentaristas y expertos prácticamente sugerían que alguien grabase anticipadamente su nombre en el trofeo.

Admítanlo, parece escapado de una peli del Peter Jackson…

Durante los primeros nueve hoyos McIlroy conservó la compostura. Pero de pronto engarzó tres hoyos al hilo donde mostró una incompetencia con el bastón prácticamente incomprensible. En cuestión de unos minutos su cómoda ventaja se esfumó, y cayó del liderato de la forma más estrepitosa y pública posible. Al final del día, McIlroy terminó con ocho golpes arriba de par y una cara de confusión difícil de explicar con palabras.

Si no están familiarizados con el golf como deporte competitivo, he aquí un símil basado en el fútbol, el deporte más popular del mundo: Imagínense que McIlroy fuera el jugador estrella del equipo que en el partido de ida se impuso por tres goles a cero, así que sólo tenía que conservar la ventaja durante el juego de vuelta para coronar a su escuadra. Sólo que en lugar de conservar dicha ventaja anotó dos autogoles, cometió mano en su propia área provocando el penalti del empate, chocó con el portero de su equipo sacándolo lesionado de la cancha y se hizo expulsar tontamente en los minutos finales. O sea, un FAIL a todo lo que da.

¿No se les da esto del deporte? Bueno, otra comparación: Rory McIlroy estaba listo para casarse con su despampanante novia, una millonaria heredera brasileña que se dedica a modelar lencería en sus ratos libres. El día de la boda el muchacho decidió quitarse el esmoquin y vestirse con un traje del Ku-Klux-Klan, llegó a la iglesia apestando a Tonayan mezclado con perfume de golfa, tirándose una sonora flatulencia el momento en el que el padre preguntó si aceptaba por esposa a la mujer que tenía al lado. ¿Captan la idea?

Aquí lo realmente trágico no es el que el pobre Rory haya perdido de forma tan estrepitosa. El golf es esa clase de deportes, y colapsos monumentales como el suyo no son algo fuera de lo común. Pero cuando ocurren en el momento cumbre del torneo más importante, con las miradas de millones de personas posadas sobre el individuo y cargando a cuestas con el peso de las expectativas de prensa y aficionados por igual, las circunstancias elevan el suceso a niveles de tragedia griega. Antes del torneo Rory era considerado un serio candidato a tomar la batuta de su generación como el golfista dominante. Al final del día todos los comentarios giraban en torno a que quizá sería prudente confiscarle el cinturón y las agujetas, por si estaba considerando hacer una locura.

En mi papel de espectador quise hacer algo por mitigar la pena que sentía por este infortunado chavalillo. El pobre Rory tiene cara de Hobbit, un acento irlandés que parece sacado de una comedia sobre leprechauns y el dudoso legado de haber protagonizado una de las peores debacles deportivas en su deporte, cierto, pero me imagino que estará mejor al paso del tiempo. O a lo mejor no, pues el deporte tiene la peculiaridad de jugar muy gacho con la confianza que tenemos en nuestras habilidades y alcances. El caso es que me imaginé fallando de esa forma tan categórica, con gran parte del mundo pendiente de mis malas decisiones y peores ejecuciones, sin contar con un solo lugar para ocultarme del escrutinio… y me dio miedito.

La delgada linea entre el entusiasmo y la estupidez…

Ese miedo debe ser lo que separa al atleta profesional del villamelón que sólo presume que sabe agarrar los bastones cuando quiere impresionar a alguien en el ámbito de los negocios. No basta con tenerse confianza para enfrentar las pruebas más exigentes, hay que estar más que preparado para saber cómo reaccionar cuando las cosas salgan de la fregada.

Al final de la jornada, Rory compareció ante la prensa y respondió con calma a las preguntas de los reporteros. Para tener sólo 21 años, se comportó como si llevara toda una vida afrontando contrariedades de este tipo. Pasó de ir cuatro golpes arriba y un primer sitio al lugar número 15, diez golpes por detrás del eventual campeón. Muy cruel, su rollo. Y por más que quise recordar mis propios días de mala suerte extrema, de errores garrafales y pifias a gran escala (que los he tenido, y en serio), no pude equiparar mi propia experiencia con la que acababa de ver en este pobre golfista.

Lo bonito, sin embargo, es que no pude recordar esos momentos. A lo mejor la mente trabaja duro para borrarlos, con la idea de que no nos pesen demasiado cada vez que tengamos que enfrentar situaciones de presión similares. O a lo mejor simplemente no son tan graves a la distancia como me parecieron en su momento. El caso es que quería compartirles una reflexión ocurrida en un torneo que casi nadie vio en ese domingo de América-Chivas y Yankees-Red Sox, de descanso ante el calor y de comidas en familia. Porque el fallo ajeno a veces lo pone a uno en modo de alerta. ¿A ustedes no les sucede lo mismo?

18 comentarios en “Lecciones de golf

  1. ME VIENE A MI MENTE EL PEJE ,,, PERDON PERO TENIA UNA VENTAJA DE 12 PUNTOS a AUN MES DE LA ELECCION Y ZAS PERDIO

    MEHUBIERA GUSTADO ESCUCHAR DECIRAL GOLFISTA HEG Q ME POSIERON UNA BOLA OVALADA ESOS D ELA MAFIA DEL GOLF

    • me encantaria que le pase lo mismo a hellboy peña nieto, a que si eso sucede la gaviota lo deja ipsofacto, pero la neta dudo mucho que suceda eso
      por eso elevemos las oraciones al bawbee yizzuszz para que el con su infinita jococidad nos lo conceda -si ya lo hizo con el peje no veo por que no nos pueda conceder este milagrito tambien-

  2. Nada como un REALLITY CHECK por parte de la vida, para recordarte siempre que las cosas siempre pueden tener un giro de tuerca «interesante». Siempre hay que ser humilde y nunca creersela.

  3. Le he perdido un poco de apetito al golf desde que Tiger Woods (que les metía a todas) no emboca ni en la boca de las golfas con las que solía andar. De McIlroy es un chamaco que va pa’ arriba, aunque en su contra podría decir que no tiene el carisma de Woods. Espero se reponga del trancazo emocional jurenlo que analizará con lupa los videos de su actuación para encontrar que coño le salió mal

  4. No creí que entre sus aficiones estuviera también el golf, Sr. Don Toño, yo no soy un gran fanático pero sigo los cuatro Majors gracias al interés que provocó en mí algo tan simple como Mario Golf y viendo ayer la ronda final la verdad es que si fue dramático ver la caída al que consideran como la próxima gran estrella de este deporte al que pocos siguen por ser muy elitista pero que también guarda momentos memorables.
    P.D. En la foto de Sports Illustrated más que aun hobbit a mi se me figura a el hermano gemelo de Lindsey Lohan.

  5. Yo solamente he jugado golfito. Una vez. Y perdí. Pero me la pasé pocamadre y nadie me dijo «loser», ni perdí nada más que el tiempo. Pobre Rory, pero que le de gracias a Crom de que no es Tiger Woods. Ése sí cayón en serio, se hizo los autogoles y perdió a la febulosa esposa modelo de lencería, jajajaja. Me imagno que Charlie Sheen está tomando su sangre llena de hematocritos fail, en vez de la de un felino verdadero. XD

  6. Creo que no tengo la suficiente pereza mental para observar este tipo de deportes. Si no hay madrazos y sale uno que otro lesionado no es digno de ver. Aunque dicen que el golf es como las pedas y solo sirve para agarrar muchos contactos.

    • el golf si es un juego difícil, la mayoría de jugadores no tiene un handycap ni remotamente decente, lo bueno es que bebes casi a ritmo de tres chelas por hoyo y terminas en el bar el recorrido

  7. Pobre! Si yo fuera él, dejaría el golf de inmediato…
    me daría la gran vida con fiestas, alcohol, placeres…
    después que algún famoso me haga entrar en rehabilitación…
    volvería triunfal y ganaría por fin el torneo…
    con 10 años de diferencia!!!
    Total está chavo, y opino que eso del golf no tiene edad límite.

  8. hummm golf, lo mas cerca que he estado del golf, es un pequeño roze con una pelota de golf de un pediatra cuando me llevaron a consulta hace un buen rato, pero comprendo que estuvo bien cabron el «descalabreee» (si soy naco)

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