El Similar Incómodo

Menos fuerte de lo que pensaba…

Ya es sabido por muchos de ustedes que frecuentemente me han hecho bromas a lo largo de mi vida respecto a que guardo cierta semejanza con Alex Syntek. A decir verdad, dicha similitud era mucho más notoria en la niñez de ambos, cuando él todavía ostentaba su apellido real (“Escajadillo”) y salía en el programa de Chiquilladas, y yo era tan sólo otra larva humana dentro del sistema Montessori.

En esa época no había tanta bronca con las comparaciones. Incluso ya les conté que le vi la cara durante casi todo un año escolar a un compañerito, que se creyó de todo corazón que Syntek y yo éramos la misma persona. Sí, así de extremo era el parecido. Poco después, cuando yo iba en la prepa me encontré cara a cara con Syntek en una tienda de discos de Perisur. Debo decirles que él lucía mucho más sorprendido que yo al descubrir la semejanza, pero no cruzamos palabra alguna. Todavía alcancé a verle mientras me dedicaba unas últimas miradas de reojo antes de emprender su camino y dejar a su cuasi clón comprando CDs en paz.

Ya en la madurez el parecido físico quedó atrás. Yo siempre he estado más panzón, él siempre más pelón. Él usó lentes desde los inicios de su carrera musical, yo hasta el último año de la universidad y tan sólo para manejar y ocasionalmente en el cine o frente a la compu. Pero aún así quienes me conocen desde hace años suelen aplicarme el “Syntek” de cuando en cuando, con el obvio ánimo de la xodienda. Y uno aguanta vara porque, siendo honestos, es lo mínimo que me merezco ante mi propia proclividad por carrillear al prójimo.

La vida artística de Alex Syntek jamás me ha preocupado. No me gusta su música, aunque puedo reconocerle su capacidad como productor y ejecutante. Sé que hay peores artistas en el panorama nacional, pero eso tampoco es nada para jactarse. Y sobra decir que mi aprobación sobre su talento debe importarle tanto como me afectaría a mi su juicio sobre lo que aquí escribo.

Esto sólo viene al caso porque mi similar incómodo se convirtió brevemente en noticia durante el día de ayer. Y “convertirse en noticia” hoy día parece limitado a ser Trending Topic en Twitter, así que esto me da la esperanza de que la polémica sea breve. Bueno, al grano: Alex Syntek decidió retirarse temporalmente de su presencia a nivel de redes sociales, al parecer por causa de las múltiples críticas recibidas tras estrenar el tema musical compuesto para los festejos del Bicentenario.

Ordinariamente hubiera ignorado lo sucedido, pues lo ocurrido en el panorama musical nacional rara vez atrapa mi atención (a menos que mi querida Pau Rubio haga algunas de sus acostumbradas idioteces). Pero la forma cómo se dio todo este sainete sí me orilló a reflexionar un poco sobre el hecho, a manera de comentario simple (todos mis comentarios lo son) y con la finalidad de escuchar SUS opiniones al respecto, que sí suelen llamarme la atención frecuentemente y pintarme la sonrisa en el rostro cuando le dan al clavo con sus aseveraciones.

Lo que entiendo del Syntekgate es lo siguiente:

1. Alex Syntek recibe la encomienda de hacer una rolita para los festejos del Bicentenario. No tengo muy claro aún si es tarea asignada por el gobierno, Televisa o La Familia de Michoacán, pero eso es lo de menos.
2. Syntek recluta a Jaime López (autor de Chilanga banda, Cáite cadáver y uno de mis discos favoritos, 1ª Calle de La Soledad) para ponerle letra a su composición.
3. El tema final, El Futuro es Milenario, pretende mezclar “Huapango… basado en la métrica musical de 6/8, el tololoche, la
   

   No tarda la versión parodia. Y seguro rimarán «milenario» con «millonario», «sicario», «dromedario» y así…

   vihuela, las guitarras, el violín Huasteco, el arpa, la flauta de carrizo, el teponaztli..” (Alex Syntek dixit) con un beat de bataca electrónica.

4. La rolita queda pinche, pero pareja.
5. La Tuitósfera se deja venir como el Tsurimi de Ninel con una andanada de críticas bastante rudas, pero reflejo final de la calidad de la canción. O sea, no le gustó casi a nadie.
6. Syntek reacciona defensivamente (y con pobre ortografía) aludiendo a la visión artística, al cinismo e intolerancia de unos pocos tuiteros agresivos y al espíritu celebratorio del tema, aderezándolo con su condición de “mexicano simple” para que las simpatías por su esfuerzo llegasen a manifestarse para equilibrar la balanza de las mentadas a su talento y persona. Este plan no surte el efecto deseado y las críticas se multiplican exponencialmente.
7. La reacción (¿exagerada?) de la turba enfurecida crece al punto de que empieza a dejar el terreno de lo musical, extendiéndose a un ataque enfurecido contra Syntek y el presunto dinero recibido por componer la rola, su presunta complicidad con el gobierno en la ancestral Operación Atole Aplicado Digitalmente, el uso de “Sha-la-la” en los coros y creo que hasta su complexión física (ni hablar, los gorditos somos blanco inmediato del escarnio, a menos que seamos Ice Cube o algo).
8. Syntek escribe un larguísimo tuit con más errores ortográficos y justificaciones a destiempo, donde decide “retirarse temporalmente” de Twitter y de la mirada pública.
9. El hashtag #sufrocomoSyntek se convierte en TT mexicano, con el consiguiente alud de chistes idiotas (uno o dos son mios).

Esta “polémica” no debería tener más vida que un par de días, a lo mucho, pero como nos encanta darle importancia a pendexadas de ésta índole y no, digamos, a cuestiones que realmente nos afectan como nación, es probable que tenga “piernas” para durar mucho más allá de su vida lógica. He aquí mi sentir hacia lo sucedido…

1. Si vas a presumir más de 25 años en el negocio de la música, deberías tener una coraza exterior mucho más resistente que la que demuestras cuando respondes con un “retiro temporal de Twitter” a la crítica, te guste o no.
2. No me puedo imaginar a Peter Gabriel, Joaquín Sabina o Charly García (artistas de quienes Syntek se ha declarado “fanss”) armando un puchero de este tamaño sólo porque una de sus canciones no le gustó a la gente. Mucho menos si es un “pequeño grupo” de inconformes, de acuerdo al mismo Syntek. Gabriel respondería con alguna elegante disculpa artística, Sabina con una magna rima mofándose de sí mismo y Charly buscaría personalmente a los quejosos para golpearlos a microfonazos, animado por la aspiración de varias rayas de coca. Talquéate los goebos con abono, para ver si así crecen…
3. Si las quejas sobre tu música vía Twitter te pueden pegar así, no entiendes ni de música ni de Twitter.
4. Jaime López declaró en la presentación de la rola que “cada quién tiene la música que se merece y el gobierno que se merece”, cosa que a nadie le cayó en gracia… pero tiene toda la razón.
5. Quienes se rasgaron las vestiduras y mentaron todas las madres del convento diciendo que la rola es la peor ración de popó que jamás se haya plasmado en melodía necesitan ampliar su espectro musical, ya. La canción no es buena, pero tampoco exageren.
6. El desacreditar la canción diciendo que Syntek es un vendido del gobierno y un peón de Televisa es un patético intento por llamar la atención politizando todo lo politizable. Es una canción, punto. La soberanía nacional no está en juego por un “Shalala”, no succionen.
7. Los compositores e intérpretes también comen. Cualquiera que hubiera estado en el lugar de Syntek o López hubiera aceptado la encomienda de hacer la rola. Que no haya sido del gusto general es otro asunto, pero tampoco les robaron dinero de la bolsa a quienes se sienten tan “ofendidos” por la sola existencia de la canción.
8. Tampoco el hecho de que se haya producido la canción significa que el artista pretenda “hacerle el juego” al gobierno nacional para tapar el sol con un dedo respecto a los males que aquejan al país. ¿En serio piensan que el Presidente Calderón ideó una canción de Alex Syntek como arma de distracción masiva? No sean imbéciles, por piedad.
9. Así Moncayo se levantara de su tumba para componer el tema del Bicentenario, existiría una legión de inconformes tachándolo de vendido, mediocre y de darse aires de grandeza. Esto es síntoma del divisionismo que manda en México desde hace muuuuucho tiempo.

En fin, no sé qué piensen ustedes, pero la canción pasará sin pena ni gloria, la controversia morirá hasta que surja un escándalo más jugoso o que otro artista atropelle a un civil. Porque el México del Sí Se Puede en realidad es el México del No Pasa Nada. 200 años de independencia, 100 de revolución… son tan sólo números. 28,000 muertos por el narco también es un número. ¿49 niños calcinados en una guardería? Número. El 2012 es otro número que pesa en las mentes de muchos, y por eso queremos convertir todo a especulaciones, bandos, intereses encontrados. Pero cuando se hagan las cuentas totales, tristemente creo que nos seguirán debiendo de todas, todas. Y lo peor es que no sabemos ni quién las ha de pagar.

Pero en vía de mientras, sólo nos queda seguir Shalalalizando la vida, chistear en Twitter y decidir acerca del posible parecido entre Alex Syntek y el autor de este blog corrientito y lleno de simpleza. Perdón, pero yo no encuentro la semejanza… ¿Ustedes?

Syntek y Sempere… El cachete los une.