Lo que origina El Origen

¡Lo logré! Pude apartarme de todo el hype, las reseñas apologísticas y los sesudos análisis de los conversos, para ver Inception (El Origen) con la mente libre de influencias, sin juicios preestablecidos ni spoilers de por medio. Tarea nada fácil en esta era donde la información no fluye, sino que nos avasalla como tsunami por todos los frentes posibles. Pero lo logré, eso es lo que importa.

Y valió la pena, es un hecho. La sensación que me produjo la película de Cristopher Nolan es semejante a la que experimenté cuando vi Perros de Reserva por primera vez. Las circunstancias son muy distintas, claro. Mientras que Tarantino se anunció como cineasta pateando la puerta del recinto y escupiendo machismo geek aderezado con referencias obsesivas a la música y el cine que influyeron su desarrollo como autor, Nolan lo ha hecho con timidez, tentativamente y de forma gradual. En ese sentido ha sido la chava modosita de gafas y suéter engañoso que se sienta en un rincón de la clase, pero que gradualmente se muestra como una auténtica babe al irse revelando poco a poco. Y sí, posiblemente la frase anterior será lo más gay que hayas leído en este blog durante los últimos dos meses, al menos. Sigue leyendo